viernes, 8 de mayo de 2009

LA MOSCA

la mosca en el vaso,
la mosca en la mesa

molesta su paso.
Te besa,
camina
ladina,
regresa
pausada.
No es nadie, no es nada.
Es sólo una mosca,
tan fea, tan tosca.
Revuela.
Consuela
su huida.
La muy mal nacida
retorna, alicorta.
Se juega la vida
pero no le importa.
¿Quién sabe
que piensa?
¿Buscará la llave
de la gran despensa?

Por la cerradura
pasea,
otea,
negra caradura,
la miel, la jalea,
la tarta de mora.

Ahora
parece que quiere
volar hacia fuera
através-¿se hiere?-
de la cristalera.
cualquiera
dijera
que fuera
tan fiera.
No sabe.
No cabe.
Se siente
su golpe en la frente.
Qué horrible.
Resulta terrible,
risible,
mirarla ya muerta.

Pero no. Despierta,
levanta su vuelo.
Mi duelo
en el suelo,
mi gozo
en un pozo.
De nuevo en el vaso,
de nuevo en la mesa.
De raso.
Sorpresa.

Viene más brillante,
más terca y cargante.
Ya no la resisto.
Me arreglo, me visto,
prefiero marcharme,
largarme.
De pronto, se aleja,
me deja,
la he visto.
Pero no. ¡Por Cristo!
¡La mosca en la oreja!
Desisto.


Un beso de Andrea, Jorge y Selene.

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