Educar es lo mismo
que instalar un motor en una barca.
Hay que medir, pesar, equilibrar...
y poner todo en marcha.
Pero para eso
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero consuela soñar
que ese barco -ese niño-,
mientras uno trabaja,
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hasta islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos
seguirá nuestra bandera enarbolada.
F. Gainza
Para todos los profesores y soñadores del mundo...
Que artículo más bonito. Ójala todos nuestros alumnos puedan navegar bien lejos.
ResponderEliminarSaludos de la profe de reli.